martes, febrero 26, 2008

Organizan Festival de la Paz en apoyo a propuesta ciudadana


Música, danza y literatura tomarán la calle para impulsar el cambio de nombre de la Avenida Díaz Ordaz por Avenida de la Paz

¿Qué se hace si se quiere cambiar el nombre de una calle? En un país democrático eso no debe ser problema, pues si en verdad es el “gobierno del pueblo”, como indica su etimología, bastaría con que la ciudadanía expresara su voluntad y, si ésta probara ser mayoritaria, proceder conforme a la opinión general. Así de simple. Después de todo, dar nombre a las calles del lugar que se habita representa el ejercicio de un derecho elemental y la prueba más concreta de que, en efecto, la soberanía reside originalmente en el pueblo, como reconocen todas las constituciones modernas.

En la realidad del México actual, las cosas suelen ser sin embargo un poco más complicadas que la sola manifestación de la voluntad general, incluso para una cuestión tan simple como cambiar el nombre de una calle. Con toda seguridad, el procedimiento para hacerlo está previsto en uno de tantos códigos, reglamentos, estatutos y ordenanzas municipales que, en la tradición jurídica mexicana, norman la toma de decisiones de los órganos públicos. Y es allí, en la interminable marcha de los escritorios, donde las cosas suelen complicarse y tan sólo el tiempo que una petición ciudadana tarda en recorrer el laberinto burocrático, antes de ser aprobada, motiva el desaliento y mejor la gente prefiere ni moverle y dejar las cosas como están, aunque en el fondo esté tan en desacuerdo como sus vecinos.

En parte porque se tiene la experiencia de que las demandas populares no prosperan en la administración pública, los vecinos de la colonia Guadalupe Victoria decidieron tomar la calle y proceder con una acción directa: cambiar el nombre de la avenida Gustavo Díaz Ordaz a Avenida de la Paz (que tanta falta hace en Tijuana).

Y con la finalidad de respaldar la propuesta de rebautizar la avenida Díaz Ordaz con el nombre de Avenida de la Paz, vecinos del lugar llevarán a cabo este sábado 1 de marzo un festival artístico-cultural.

El festival dará inicio a las 5 de la tarde frente a La Casa de los Sueños, de donde partirá un grupo de danza azteca que se dirigirá a los cuatro rumbos del horizonte en un ritual simbólico. Previamente, Elías Ramírez, coordinador de La Casa de los Sueños, hará la propuesta formal de cambiar el nombre de la calle donde se ubica precisamente ese centro cultural independiente.

En un texto escrito hacia finales del año pasado, Ramírez argumentaba que el nombre Gustavo Díaz Ordaz evoca a “un personaje de la historia de México que nos trae

tristes recuerdos… y no rima con nuestros días ni Ordaz rima con nuestra paz”.

“Sea esto una invocación al mundo y al universo”, escribió en esa ocasión Elías Ramírez, “que nuestro camino sea nombrado a cada paso por nuestros buenos deseos, de verdad, de justicia, de hermandad, de paz. Sea esta la oportunidad para nombrar y conectar el camino que pisamos con nuestro destino: La Paz. Sea este su nuevo nombre: ¡Avenida de la Paz!”.

Y para apoyar su propuesta La Casa de los Sueños ha organizado el Festival de la Paz, y en la invocación de este bien que escasea en Tijuana queda implícita la condena a la violencia prevaleciente, el cual incluye música, danza y literatura.

El Festival comenzará con un recorrido por la avenida Díaz Ordaz a ritmo de música y danzas aztecas, con el grupo Chicahuac Hollín Tijuana, para regresar al punto de partida (La Casa de los Sueños), donde se desarrollará el resto del festival que incluye a los grupos Urkku Puka, Tumba Barrera, Mano de Obra y Guzamba, mientras que la parte literaria correrá a cargo del poeta Roberto Castillo Uriarte e invitados, quienes deleitarán a los asistentes con la lectura de poemas y crónicas urbanas.