Greenpeace lanza en internet una herramienta para que la ciudadanía pueda denunciar las agresiones al medio ambiente
08-03-08,
La organización ecologista Greenpeace pone en funcionamiento el proyecto Fotodenuncia, un espacio en internet dedicado a la participación ciudadana y la denuncia ambiental. En él cualquier ciudadano puede denunciar las agresiones al medio ambiente que se producen a su alrededor.
Desde hoy, la organización ecologista Greenpeace pone en funcionamiento el proyecto Fotodenuncia, un espacio en internet dedicado a la participación ciudadana y la denuncia ambiental. En él cualquier ciudadano puede denunciar las agresiones al medio ambiente que se producen a su alrededor. Con una cámara o un móvil cualquiera puede fotografiar situaciones como la contaminación de mares y ríos, construcciones en espacios protegidos, incendios provocados, vertidos etc. y contribuir a hacer públicas estas situaciones a través de la web.
Tan sólo con acceder a http://fotodenuncia.greenpeace.es cualquier persona interesada puede colgar una fotografía de una agresión medioambiental ocurrida en el territorio español, colocarla geográficamente y aportar información. Además, este espacio permite a los visitantes consultar situaciones de deterioro ambiental próximas a su localidad, comunidad, etc.
El objetivo es configurar, con la colaboración de los ciudadanos, un mapa de las agresiones ambientales en nuestro país. Así, con sólo mover el ratón del ordenador, se podrá obtener un panorama de la degradación del entorno en nuestro país, panorama que irá aumentando con las aportaciones de los fotógrafos-internautas.
Greenpeace quiere seguir avanzando en el fomento de la participación ciudadana imprescindible para obtener éxito en la defensa del medio ambiente. Los usuarios tienen la posibilidad de dar difusión pública a sus fotografías y así hacer visibles problemas de que, en muchas ocasiones, no encuentran un canal que les posibilite la denuncia.
Esta herramienta tiene su origen en la gran cantidad de gente que se dirige a la organización para denunciar alguna agresión ambiental concreta. Con la web de Fotodenuncia, Greenpeace da la oportunidad de publicar las imágenes motivo de su denuncia a todas esas personas, asociaciones y colectivos.
Greenpeace considera que la presión pública es uno de los mecanismos más efectivos para producir los cambios necesarios en la protección de la Tierra, por ello la organización ha desarrollado esta nueva versión de la participación ciudadana para el medio ambiente.
"Queremos implicar a toda la ciudadanía para frenar la creciente degradación del medio ambiente.", explica Enrique Soler, responsable del área de voluntariado de Greenpeace. "Ésta es una vía directa y efectiva de que cada uno aporte su granito de arena a la defensa de nuestro planeta".
Paralelamente al lanzamiento en internet, los grupos de voluntariado de la organización presentarán la herramienta a otras ONG.
Fuente: www.ecoportal.net
Una globalización sin beneficios para los pobres
07-03-08, Por Ricardo Natalichio *
La globalización tiene muchísimas aristas y nos afecta para bien o para mal en casi todos los órdenes de nuestra vida. La tierra, otrora destinada a producir una gran diversidad de alimentos para consumo local, es utilizada para plantar oleaginosas en gran escala, que se convierten en alimento para el ganado o para los automóviles del primer mundo.
El planeta Tierra, que desde hace unos 4.6 billones de años tiene forma de globo, ha sido recientemente globalizado. Por ahora la forma no ha cambiado, pero si unas cuantas cosas sobre su superficie.
Según el Diccionario de la Real Academia Española «globalización», es la «tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales»
La globalización tiene muchísimas aristas y nos afecta para bien o para mal (generalmente esto último) en casi todos los órdenes de nuestra vida
Hoy, el precio al que compramos el arroz, o las tortillas, o el pan, en el mas pequeño y alejado pueblo de Latinoamérica depende de infinidad de factores, algunos locales y otros tan distantes como la Unión Europea, USA, China o India
Resulta que, cada vez es menos la tierra que pertenece a quien la trabaja y ahora las decisiones sobre que sembrar en los campos latinoamericanos se toman en suntuosas oficinas ubicadas en las grandes ciudades del primer mundo, por personas que posiblemente nunca hayan pisado esta parte del planeta.
No se decide que sembrar teniendo en cuenta las necesidades nutricionales de la población, ni las conveniencias ambientales del ecosistema, sino las ventajas económicas del mercado.
Así la tierra, otrora destinada a producir una gran diversidad de alimentos para consumo local, es utilizada para plantar oleaginosas en gran escala, que se convierten en alimento para el ganado o para los automóviles del primer mundo.
Los bosques que daban sustento a poblaciones locales, que regulaban el clima, que fabricaban agua potable, se convierten rápidamente en fábricas de árboles clonados, que secan y contaminan la tierra, con el fin de producir pasta de celulosa, que se utilizará miles de kilómetros mas arriba en el mapa.
En devolución, obtenemos los beneficios de los avances tecnológicos, de la medicina, de las comunicaciones. Ahora podemos saber al instante la fluctuación del índice Down Jones, o del Nikkei. Podemos ver en vivo la entrega de los Oscar y hasta saber un mes antes el día que se estrenará en los cines de EE.UU. la nueva película de Indiana Jones.
También podemos tener una i-pod, un tv de plasma o a las mas innovadoras medicinas cuyo precio se vuelve un poquito elevado por el temita ese de las patentes. Gracias a que el mundo está globalizado, todos tenemos acceso a los beneficios de la globalización, salvo por… los pobres. Pero solo son pobres 3 o 4 mil millones de personas, así que no es para preocuparse. Una cifra que, obviamente, ha aumentado notoriamente con la globalización.
¿Qué hacer entonces? Dar marcha atrás, volver al desarrollo local, retomar la agricultura con agricultores. Volver a tomar nosotros las decisiones sobre el uso de nuestra tierra, de nuestra agua, de nuestros bosques, de nuestras montañas, planificándolo de forma sustentable. Restar atención a los caprichos de los mercados internacionales y concentrarnos en las necesidades locales.
¿Qué pasaría si, por ejemplo, los 16 millones de hectáreas que Argentina destinó a la soja transgénica en 2007, se destinaran sólo a producir alimentos? ¿Quién perdería y quién ganaría?
Ricardo Natalichio
Director
www.ecoportal.net