Notas del Puerto
Por Marcela Danemann
El sábado pasado realicé una caminata hasta el cerro Keki, a pasos de la calle 14 y avenida Moctezuma, aquí en Ensenada. Nunca pierdo oportunidad de recorrer la ciudad, y siempre me siento motivada para realizar minicircuitos de “turismo cultural” que me permitan definir mejor el sitio donde radico, conocer sus rasgos distintivos y disfrutar su patrimonio turístico y cultural.
Mi principal objetivo era ver la estatua de la diosa budista Tara, en lo alto del cerro, ya que en varios folletos de servicios turísticos y sitios web que presentan alternativas para el uso del tiempo libre del turista en Ensenada, mencionan esta escultura monumental, estratégicamente ubicada en un punto con envidiable vista panorámica. Mi decepción fue total al comprobar el grado de deterioro, abandono y mutilación que está sufriendo esta escultura de la diosa Tara y todo el espacio donde se encuentra emplazada.
Diferentes pueblos en distintas épocas y lugares le han usado en formas diferentes, principalmente como una imagen meditacional y fuente de inspiración para las virtudes que personifica. Uno puede encontrar varias representaciones de este símbolo femenino en las culturas de la India , Nepal, Bhutan, China y el Tíbet, entre otras. Sin duda es una imagen impactante. La diosa Tara es una representación “femenina” con gran fuerza, poderosa y con alto contenido simbólico. Pero su mano derecha, ya sin dedos, poco puede reflejar la delicadeza y síntesis con la que fue concebida, y su mano izquierda, que probablemente pudo haber sostenido una flor de loto, sólo demuestra en estos días las secuelas del más brutal vandalismo.
En 1992, el XII Ayuntamiento de Ensenada aceptó la donación de la estatua de Tara realizada por el Instituto Nepalés de Relaciones Internacionales e Intercambio Cultural, AC. Paralelamente, otras instituciones vinculadas con centros budistas instalados en varias ciudades de los Estados Unidos también recibieron similares esculturas inspiradas en el deseo de brindar “un gesto de paz, prosperidad, protección contra desastres humanos y naturales y el deseo de que surjan todas las condiciones propicias para la felicidad”.
El proyecto original del sitio donde quedó instalada la diosa Tara contemplaba la creación de un parque ecológico y cultural que cobijara la escultura monumental y se diseñara como un verdadero espacio donde poder mostrar las plantas y especies botánicas representativas y nativas de esta región. Lamentablemente, este sitio es hoy lo más parecido a un basurero.
Desde hace tiempo se “reactivó” el comité ciudadano que oportunamente se conformó bajo la iniciativa de quedar adscrito al Consejo de Urbanización Municipal de Ensenada (CUME) para construir, administrar y guiar las distintas fases del proyecto inicial hasta su concreción y entrega a la comunidad. Tengo muchas esperanzas que este grupo “pro-Parque Ecológico y Cultural de Ensenada” logre el apoyo de autoridades municipales, las asociaciones intermedias, grupos de la sociedad civil y de la comunidad en general para poner en valor este espacio y fundamentalmente restaurar esta bella y significativa escultura. Es parte de nuestro compromiso para con nuestra ciudad y su gente.