En diciembre de 1994, al registrarse el levanta-miento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Martínez Veloz era diputado federal del PRI por Baja California y fue designado representante de ese partido ante la comisión legislativa para la paz en Chiapas; desde entonces su destino quedó ligado al conflicto chiapaneco, por lo que su testimonio es de primera mano.
“Calculan mal quienes piensan que con el tiempo la causa zapatista desaparecerá o que algún hecho providencial solucionará un asunto que los grupos en el poder se han negado a solucionar o reconocer”, sostiene Martínez Veloz en uno de sus textos y advierte que “el Estado Mexicano no puede ni debe guardar silencio ante el impasse chiapaneco, so pena de encontrarse de nuevo con sorpresas ingratas”.
Una convicción subyace a las ideas expuestas en este libro y se refiere a que sólo la fuerza de la sociedad organizada es la que puede destrabar el proceso de negociación en Chiapas, cuyos temas y definiciones, sostiene su autor, tienen que ver con el conjunto de la nación y la transformación profunda del Estado mexicano.
Y es que, a juicio de Martínez Veloz, la solución al conflicto planteado por los pueblos indígenas de Chiapas rebasa no sólo las fronteras de ese estado y ni siquiera se circunscribe a la cuestión indígena, sino pasa por la construcción de un México justo y democrático. (VM)