* Entre la autocomplacencia y el desencanto, según la visión que ofrece la obra Medias naranjas
Por Víctor Magdaleno
magdaleno 23@hotmail.com
La pareja vista a través de una mirada ácida, por momentos irónica y a un tiempo desenfadada, ofrece un elenco de jóvenes actores locales en la puesta en escena de Medias naranjas, que cumple breve temporada en el Café teatro las Tablas.
Original del dramaturgo español Carlos García Ruiz y en una producción de Cuarto Colectivo y el Grupo Ojo, Medias naranjas se propone explorar en el escenario la vida de la pareja en la realidad actual y el resultado no puede ser más variado, disparatado y a ratos humorístico.
Si en otro tiempo se pensó que la pareja, tal como se entendía por entonces de “hasta que la muerte los separe”, estaba condenada a desaparecer, entre otras cosas por considerar que la monogamia es contraria a la naturaleza y caldo de cultivo para la reproducción de la doble moral burguesa, en la actualidad la vemos más viva y expansiva que nunca, y más dispuesta aun a asumir toda suerte de convenciones y estereotipos validados por una sociedad hipócrita y autocomplaciente. No sólo no se ha extinguido, sino ha robustecido su permanencia.
En cuanto a la obra, su trama no discurre de modo convencional —con planteamiento, desarrollo y desenlace—, sino se trata más bien de una sucesión de cuadros escénicos, mediante los cuales el cuarteto de actores (Cairo Bermúdez, Jennifer Rocha, Jesús Quintero y Ramón Verdugo, estos últimos directores también de la puesta en escena) despliegan esta represtación de distintas parejas y las imágenes que llegan a evocar oscilan entre dos extremos: la autocomplacencia y el desencanto. Y si bien los cuadros escénicos no tienen solución de continuidad entre sí, el conjunto permite atisbar el mundo de la pareja hoy en día. Al mismo tiempo y por distintas que sean las parejas recreadas en el escenario (desde un matrimonio narco que comparece ante una terapeuta familiar, a la pareja de lesbianas que se encuentra en un bar, a la mujer casada que para escapar a la rutina doméstica recibe en su casa a sus amantes), todas ellas muestran la doble cara de que está compuesta: aquella destinada al consumo exterior, la que se muestra a los demás, y el rostro interior, acaso más descarnado, pero a la vez más verídico, y la amargura para muchas de esas parejas es que pocas veces ambos rostros llegan a coincidir.
Pero tal vez lo que lea en esta nota suene, por defecto del cronista, algo denso o muy conceptual frente a la frescura, humor ligero y desenfadado calculado que despliegan los cuatro actores sobre el escenario. Y si no lo cree, acuda a comprobarlo, viernes y sábado en Café teatro Las Tablas (calle Unión .
(incluso los monólogos de la mujer casada y la “conferencia magistral)
En Medias naranjas, el cuarteto de actores (dos hombres y dos mujeres) explor