martes, abril 01, 2008

Sociedad global

Morir por beber agua no potable

¿Estaría de acuerdo en tener que caminar diariamente 15 ó 20 kilómetros para poder disponer de agua con peligro de ser atacado por hienas o sufrir agresiones sexuales? ¿O tal vez a pagar por el agua que necesita el 15% de lo que gana? El primer caso sucede en África, donde niños y mujeres son quienes van a buscar agua, y el segundo, en Centroamérica. En ambas situaciones tal vez se recurra a cualquier agua para poder utilizarla o por no pagar un precio abusivo. Y, si se recurre a cualquier agua, no hay la menor garantía de qué sea aceptable para el consumo humano.

La ONU dedica este año 2008 a la importancia del saneamiento, es decir, a recordarnos que todos los seres humanos han de disponer de instalaciones para que el agua sea potable. Saneamiento significa instalaciones sanitarias (letrinas, retretes, conducción de aguas fecales, albañales…), más control y depuración de aguas para consumo humano. Algo que en los países ricos es habitual. Si la ONU decide que se hable de saneamiento, se piense en el saneamiento, se tomen medidas para qué avance el saneamiento durante un año entero es precisamente porque no hay suficiente saneamiento.

Cada año se vierten más de 200 millones de desechos fecales que van a parar al agua, muchos sin tratar, sin depurar, sin eliminar. Según la ONU , cada mes mueren más de 160.000 personas en todo el mundo por falta de saneamiento del agua. Más de 5.300 cada día. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos recuerda que casi el 80% de las enfermedades en el mundo están relacionadas con la mala calidad del agua. O, dicho de otro modo, con la falta del saneamiento que hace que el agua sea potable. Como recordó hace unos días Margaret Chan, directora de la OMS , el saneamiento es una piedra angular de la salud pública.

La organización solidaria Intermón Oxfam, una de cuyas tareas es la ayuda humanitaria en catástrofes naturales, ha calculado que una persona necesita 15 litros diarios de agua limpia y potable para beber, cocinar y lavar, tanto por higiene personal como lavado de ropa, utensilios… Pero esa agua potable no está al alcance de todas las personas. Más de 2.600 millones no tienen a su disposición los más elementales servicios de saneamiento, más del 40% de la población de la Tierra.

Según Intermón Oxfam, 1.700 millones de personas beben agua que no tiene la mínima exigencia de potabilidad. Por eso cada 20 segundos muere un niño por falta de saneamiento, según informa la ONU. Niños que mueren por diarreas, cólera o cualquier afección asociada al agua contaminada. Un millón y medio de niños muere anualmente por no tener acceso al agua potable, por no disponer del adecuado saneamiento.

África es el continente en peor situación de saneamiento: seis de cada diez habitantes no tienen acceso a letrinas o agua corriente. Y en Asia, mil quinientos millones no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento.

En resumen, un 41% de la población de la Tierra tiene severos problemas con el agua, por no estar saneada. Y también porque algunos han hecho del agua un negocio que les rinde cuantiosos beneficios. A este respecto, la ONU indica que el coste del agua ha de ser inferior al 3% de los ingresos familiares, pero ya hemos visto lo que ocurre en América Central, por no hablar del precio del agua en Nairobi, donde cuesta diez veces más que en Londres, por ejemplo.

La falta de saneamiento es tan importante que, aunque a trancas y barrancas, el saneamiento aumentó en el mundo hasta la década de los noventa del siglo pasado, pero no tanto como sería necesario. Nos lo recuerda Koïchiro Matsuura, director general de UNESCO, quien indicó recientemente que "de mantenerse la tendencia iniciada en 1990, en el año 2.015, aún habrá 600 millones de personas que continuarán sin saneamiento básico".

Lo más sorprendente de que no se hagan esfuerzos reales para dotar de saneamiento a todo el mundo , es que, según calculo de la ONU , por cada dólar invertido en saneamiento, hay una recuperación de 9 dólares. O sea, que además es benéfico.

Xavier Caño

Escritor y periodista

ccs@solidarios.org.es



Los mayores aportan

Las personas mayores representan un sector creciente en las sociedades desarrolladas. Es un gran desafío poder responder a sus necesidades de atención en salud, relaciones o pensiones, pero no lo es menos que sigan activos y aportando a su entorno la valiosa experiencia de sus años.

Activo, saludable, con éxito, competente o satisfactorio, son las nuevas maneras de denominar al proceso de envejecimiento. El objetivo es implicar al mayor en todo cuanto le beneficia física, psicológica e intelectualmente.

Para Mariano Sánchez , sociólogo de la Universidad de Granada, director del libro Programas intergeneracionales. Hacia una sociedad para todas las edades, los tres pilares sobre los que se basa un envejecimiento activo son la salud, la seguridad y la participación. Envejecimiento activo significa poder llevar una vida integrados en la sociedad, elegir la forma de pasar su tiempo: aprender, trabajar, participar en iniciativas de ocio, cuidar a otros, etc. Se trata de adoptar estilos de vida saludables y aumentar las oportunidades para una vida mejor.

Hay aspectos determinantes que inciden en el envejecimiento activo: algunos tienen que ver con la persona, como la genética y los factores psicológicos; otros se relacionan con la conducta, como el tabaquismo, la actividad física, la alimentación sana o el consumo de alcohol. También inciden la vivienda, los recursos de la comunidad, los factores económicos, la protección social... Y de forma transversal, el sexo y la cultura de la persona.

Reunirse con amigos, estar con los nietos, hacer la compra, ir a la cafetería, leer, pasear, ver la tele… son actividades frecuentes de nuestros mayores. Pero ellos desean también asistir a espectáculos, bailar, cuidar un huerto, practicar algún deporte, hacer voluntariado, viajar y ser útiles.

Los mayores que participan en redes sociales y actividades tienen mejor salud física y mental. Es como rodearse de "colchones" protectores con familiares, amigos, vecinos, clubes y asociaciones donde funciona el apoyo mutuo. Gracias a la compañía y la ayuda se amortigua el impacto de las pérdidas y su factura en soledad y depresiones.

Los programas intergeneracionales tratan de aprovechar el potencial de los encuentros e intercambios entre personas y grupos pertenecientes a distintas generaciones. Hay cientos de ideas creativas y valiosas.

La pequeteca: cuentos para educar en valores. Implica a la familia, a la escuela y a la biblioteca. Hace protagonistas a las personas mayores y revaloriza sus conocimientos para provocar un enriquecedor contacto entre generaciones.

Nuestros Mayores Activos, se desarrolla en más de 30 municipios españoles y participan jóvenes entre 16 y 80 años, que tras una breve formación realizan actuaciones de recuperación del acervo cultural en los colegios, cuentacuentos, teatro, abuelos que enseñan a nietos, etc.

Hay un grupo de abuelas que realizan El día de ses padrines con niños y niñas a los que transmiten las tradiciones de su región balear, comidas típicas o costumbres de fiestas populares, mientras enseñan las normas de respeto y convivencia.

También se realizan encuentros como De acampada con mis abuelos. Pasar juntos unas vacaciones propicia juegos, excursiones, fiestas de disfraces, manualidades y otras actividades de ocio entre abuelos y nietos.

El Programa Bestalde desarrolla un campo de trabajo con los ancianos de una residencia y unos internos de la prisión que está en su ciudad. Mayores y presos rompen estereotipos haciendo tertulias, paseos y encuentros donde se comparten experiencias y recuerdos.

En el marco de un museo los mayores transmiten a los niños la memoria de los comienzos de las industrias locales. Con el programa La memoria industrial, los veteranos jubilados se reúnen a explicar a los niños cómo era hace casi un siglo el pueblo , qué costumbres tenían, y cómo eran sus trabajos. Así se pueden conocer y recuperar artes, tradiciones y oficios casi perdidos como el de cestero, carbonero, hilandera, pastor, herrero, jabonero o quesero.

El libro de la vida y Tienes una historia que contar son otros programas donde las generaciones se relacionan. Los jóvenes entrevistan a mayores y rescatan historias y experiencias de interés que luego plasman en hermosos textos.

Convive con Mayores es un programa de la ONG española SOLIDARIOS para el Desarrollo , en el que un anciano y un estudiante se aportan compañía y espacio cotidiano en la casa del mayor. O el de Tertulia Intergeneracionales donde un grupo de jóvenes y mayores realizan un programa de radio en Granada.

Es bueno que haya muchas iniciativas. La familia extensa se ha debilitado, además nos vemos segregados por edades en los procesos sociales y la población está envejeciendo. Hay que buscar formas de tener un envejecimiento óptimo, preguntándonos no sólo qué podemos hacer por los mayores sino qué pueden hacer ellos para participar y contribuir al bienestar de todos.

María José Atiénzar

Periodista

ccs@solidarios.org.es

El boicot olímpico visto desde China

Tras las violentas protestas de tibetanos en Lhasa y otras regiones de China, ha comenzado a tomar fuerza en algunos colectivos occidentales la idea de un boicot contra los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Los motivos alegados son para defender los derechos humanos en China, criticar a un Gobierno que oprime a sus minorías y apostar por una mayor apertura del régimen de Pekín. Pero, ¿cómo son tomadas estas críticas por la población china? Conviene tener en cuenta los puntos de vista de esos 1.300 millones de chinos, que serían los que sufrirían los efectos de semejante boicot.

Para empezar, los chinos se sorprenden de las campañas organizadas en contra de su Gobierno. La inmensa mayoría de la población apoya las reformas de los últimos años, está contenta con los derechos que se van reconociendo y entusiasmada con la celebración de las Olimpiadas. Un boicot a los Juegos cuenta con un rechazo masivo por parte de la población china.

En segundo lugar, los chinos se sienten incomprendidos. Los ciudadanos tienen la sensación de que Occidente no entiende una civilización como la China, juzgada con demasiada severidad y a la que aplican una doble vara de medir injustificable. Los medios occidentales siempre describen una China peligrosa y amenazante, en la que Pekín siempre es el malo de la película; donde nunca se habla de las mejoras que ha experimentado la población en los últimos 30 años y donde el doble rasero parece un principio editorial. Los chinos no se reconocen en esa China interpretada por Occidente.

Muchos chinos se preguntan por el "misterioso" caso de Steven Spierlberg, que abandonó su puesto de consultor artístico para las ceremonias de los Juegos Olímpicos "debido a la política china en Darfur". Después de la política de la Administración Bush durante los últimos años (sin mencionar la política colonial europea en África), algunos se preguntan si Spierlberg ha pensado en abandonar su país como medida de protesta por Guantánamo o la Guerra de Irak. Otros se preguntan por qué Occidente guarda silencio ante países como Arabia Saudí, Israel o Pakistán, todos ellos con importantes lagunas en el respeto a los derechos humanos.

La amenaza del boicot a Pekín 2008 se ve en China como un intento por frenar el ascenso pacífico que el país ha protagonizado en las últimas décadas y una intromisión arrogante de los extranjeros en asuntos internos. Hoy la cuarta economía del mundo, con antecedentes como la colonización de China durante los siglos XIX y XX o el apoyo de la CIA a la causa tibetana hacen pensar que las intenciones de Estados Unidos son las mismas: debilitar al gigante asiático e impedir su ascenso ahora que puede.

Como bien señalan algunas ONGs, en este país no existe la libertad de prensa, practican la tortura en sus cárceles y hay un control férreo sobre las minorías. Hay escasas garantías judiciales, se intenta impedir la libre circulación de los ciudadanos y es el país con mayor número de condenados a muerte del mundo.

Pero, ¿cuál es la visión desde China? Quien haya seguido la evolución de las últimas décadas constata que se van permitiendo mayores espacios de libertad y que el progreso de los últimos 30 años es significativo. Aún queda un camino inmenso por recorrer, pero lo cierto es que China vive su mejor momento (económico, político y social) de los últimos 200 años.

Xulio Ríos, gran conocedor de la situación política en China, sostiene que boicotear las Olimpiadas sería visto por los chinos como una falta de respeto y una muestra de incomprensión y es posible que el país ralentizara su liberalización y apertura al mundo. Por mucho que se pueda estar de acuerdo con las reivindicaciones del Dalai Lama, una medida tan severa podría ser contraproducente.

Los Juegos Olímpicos son una oportunidad para que China acelere sus reformas sociales y políticas. Apostar por los Derechos Humanos hoy en China consiste en denunciar las injusticias cometidas y en presionar al Gobierno para que siga abriendo nuevos márgenes de libertad. Pero apostar por los Derechos Humanos en China también consiste en reconocer el camino andado en las últimas décadas, en abandonar el doble rasero occidental y en buscar canales de diálogo con las autoridades chinas. Por el bien de los Derechos Humanos, lo mejor que le puede pasar a China (y al mundo ) es que la llama olímpica se encienda en Pekín el próximo 8 de agosto.

Daniel Méndez

Periodista

ccs@solidarios.org.es