Por Raúl Ramírez Baena*
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“Hay otro grupo, el que critica negativamente; no hace nada, sólo critica sin fundamento, intentando provocar la desunión de los mexicanos. Déjenos trabajar luchando contra aquellos que se dedican a envenenar a niños, jóvenes y adultos; contra los que roban, secuestran y matan… déjenos trabajar”: General Sergio Aponte Polito, comandante de
Un día después de la cita anterior, la abogada canadiense Louise Arbour, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ex Fiscal General de los Tribunales Criminales Internacionales para la antigua Yugoslavia y Rwanda, en visita oficial a México en ocasión de la ratificación del Acuerdo de Asistencia Técnica en materia de derechos humanos, manifestó ante el presidente Felipe Calderón: “Entiendo que hay momentos que se tiene que recurrir a una fuerza mayor como la del ejército, pero me parece que es una medida francamente peligrosa. El ejército no debe ocupar funciones que no van con las técnicas de procuración de la ley que pertenecen a las policías” (El Universal, 7 de febrero del 2008).
Agregó: “esto no es apropiado en el marco de la procuración de justicia en una sociedad democrática (…) Si el ejército lleva a cabo funciones civiles, debe estar bajo vigilancia civil, bajo alguna autoridad civil” (hoy en el país las cosas son al revés: progresivamente, la autoridad civil se supedita a la militar). Remató diciendo: “Hay muchas razones por las cuales yo creo debemos tener mucho cuidado en tener a esta fuerza tan enorme en este cumplimiento” (ídem). En pocas palabras, que la seguridad no esta peleada con el Estado de Derecho. Y vaya que la señora Arbour sabe de esto.
Ante las preocupaciones de la funcionaria de
Lejos de provocar una confrontación estéril con la institución y la cúpula militar, a quienes expreso mis más sinceros respetos, me parece oportuno y saludable aportar en este espacio a un diálogo saludable, tolerante y civilizado en torno a tan delicado tema, diálogo que espero algún día tener personalmente.
En la reunión de las ONG con
El 24 de enero, Calderón expidió un Decreto en materia de Seguridad Interior, publicado en el Diario Oficial, para “mejorar los esquemas de operación en el combate integral al narcotráfico, para hacer más eficientes las actividades que se realizan de erradicación, intercepción y lucha contra la delincuencia organizada”, así como “al mantenimiento del estado de derecho a través del acotamiento de grupos armados” y enfrentar con mayor eficiencia a quienes “pretenden desestabilizar la infraestructura del país” (en clara referencia al EPR, el EZLN y otros movimientos sociales), disponiendo que las fuerzas armadas intervengan en actividades de prevención y combate al delito hasta el año 2012 (
Entonces nos queda claro que las acciones derivadas de la pretendida Reforma Judicial las estarían realizando las fuerzas armadas. Con ello, Felipe Calderón ha puesto en duda lo dicho por él mismo ante
¿Por qué Calderón no se ha dado un plazo razonable para el retiro escalonado de las fuerzas armadas, sustituyéndolas por una fuerza civil debidamente seleccionada y capacitada, tal y como lo demandó José Luis Soberanes, presidente de las CNDH, y como lo sugirió
Entre algunos investigadores y ONG existe la preocupación de que, ante las reformas Judicial y Energética que vienen y la apertura al capital trasnacional, el reposicionamiento del ejército mexicano se debe, en parte, a la protección de las inversiones privadas: Pemex, CFE,
Algunos antecedentes: en al año de 1994, el gobierno de los Estados Unidos implementó el Operativo Guardián en su frontera con México, desplegando en su territorio toda la fuerza de esa nación en contra de sus fobias: el narcotráfico, la inmigración indocumentada, las epidemias, los desastres naturales y los movimientos sociales, identificados como amenazas fenomenológicas para su seguridad nacional. A partir del 11 de septiembre del 2001, la prioridad es el combate al terrorismo.
Años después, en el marco de
La Iniciativa Mérida no es sólo un acuerdo de cooperación técnica, logística y de equipo militar. Implica también la instrumentación de reformas judiciales, penales y de procuración de justicia, donde los Estados Unidos, por medio del Departamento de Estado, se arrogan el derecho de decidir cuáles reformas deben ser incorporadas a las leyes y códigos mexicanos (Carlos Fazio,
Lo anterior representa, de facto, la incorporación de nuestro país al “perímetro de seguridad” de los Estados Unidos, quedando las fuerzas armadas mexicanas bajo el control del Comando Norte del Pentágono. El TLCN militarizado (ídem).
La canciller mexicana, Patricia Espinoza, ha declarado que
El 5 de febrero, aniversario de
Entonces, Felipe Calderón invitó a Louise Arbour sólo para tomarse la foto.
Los derechos humanos no están peleados con el combate al crimen organizado; al contrario, los criminales representan hoy un actor no gubernamental extremadamente peligroso para los derechos humanos por los asesinatos, levantotes, secuestros, tortura y corrupción que generan. El punto de quiebra está en que la misión histórica de los derechos humanos es vigilar el cumplimiento del Estado de Derecho, el debido proceso legal por parte de las autoridades y la protección de las víctimas de los delitos.
Y precisamente, en la lucha contra el narco, el Estado mexicano, por mucho apoyo popular que tenga, viola el Estado de Derecho al incorporar a las fuerzas armadas en labores de autoridad civil, irrumpe en el debido proceso legal al cometer múltiples excesos y abandona a las víctimas de delitos y de abusos cometidos por autoridades.
Los derechos humanos universales reconocidos en nuestra Constitución no pueden ser sometidos a encuestas ni ser anulados por simples mayorías legislativas.
Por lo anterior, la población tiene derecho de opinar (libertad de expresión), pero también tiene derecho a informarse adecuadamente respecto a lo que va a opinar (derecho a la información).
Dada la gravedad del problema, es preocupante la campaña de linchamiento en contra de los defensores de los derechos humanos. Hay peligrosas actitudes de intolerancia, incluso entre la población, que rayan en el fascismo. ¡Cuidado!
Por eso, también a nosotros, déjenos trabajar.
* Presidente de