Comprometida con el feminismo, a tal grado que sentó las bases modernas del movimiento, y la libertad en las letras y el pensamiento, que llevó al grado de nunca casarse con el filósofo existencialista Jean Paul Sartre, la escritora francesa Simone de Beauvoir nació hace 100 años, el 9 de enero de 1908.
Para algunas pensadoras contemporáneas, las mujeres actuales le deben "todo" a la filósofa francesa nacida en París, por sus ideas a favor de su género, vertidas sobre todo en su libro El segundo sexo (1949). Además, fue militante de izquierda, existencialista, novelista, dramaturga y periodista.
Fue con ese libro, un análisis político sin precedentes sobre la cuestión femenina, que generó un gran revuelo entre la intelectualidad y la sociedad de su tiempo.
En él, De Beauvoir demuestra que la inferioridad femenina no es natural, sino una construcción social, lo que en otras palabras es una manera inicial de hablar de género, por lo que afirma la igualdad entre hombres y mujeres e invita a las mujeres a emanciparse mediante la independencia, en concreto económica.
Tal fue el impacto de esta obra que miles de mujeres le escribieron para decirle que la habían leído, y que a algunas las había salvado, y la estadunidense Betty Friedan le dedicó en 1963 La mística de la feminidad, considerada la segunda base el feminismo moderno.
La autora, de quien el gobierno francés y el mundo entero festejan el centenario de su natalicio, creció en el seno de una familia burguesa católica, aunque desde joven dio muestras de su inconformidad y se convirtió en una joven comprometida con su género, negándose a aceptar el destino de la mujer como madre y esposa únicamente.
En 1929 conoció a Jean Paul Sartre en la Universidad de la Sorbona, con quien estableció una unión construida en la libertad y en la confianza mutuas, por lo que fue uno de los pilares de la vida política y literaria desde los años 40 a los 70 del siglo pasado.
Tal complementación fue catalogada por la escritora como "el acontecimiento fundamental de mi existencia". Siendo ambos profesores de filosofía, mantuvieron una relación afectiva e intelectual hasta el último día de la vida de él, el 5 de abril de 1980.
Juntos llevaron a la práctica una serie de principios basados en su concepción de la mujer y de la pareja. Jamás se casaron ni vivieron bajo el mismo techo, permitiéndose cualquier tipo de relación y realización fuera de la pareja.
De Beauvoir comenzó a trabajar en 1943 como redactora de la revista Tempes modernes, dirigida por el propio Sartre, y en ese mismo año escribió La invitada, en el que explora los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual.
La idea motriz que abarca toda su obra es la de la libertad, tanto para las mujeres como para cualquier individuo, concepto que según ella implica al mismo tiempo la noción de responsabilidad.
Dichos temas son abordados asimismo en obras suyas como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió en ese mismo año el Premio Goncourt, el galardón literario más importante de Francia.
Las tesis existencialistas, según las cuales cada uno es responsable de sí mismo, se introducen también en una serie de obras autobiográficas, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia (1958) y Final de cuentas (1972), obras que según la crítica ofrecen una visión muy reveladora de su vida y su tiempo.
Entre sus ensayos escritos destaca, además de El segundo sexo (1949), La vejez (1970), sobre el proceso de envejecimiento y en el que critica de manera apasionada la actitud de la sociedad hacia los ancianos.
También sobresale La ceremonia del adiós (1981), en el que evoca la figura de su compañero y colega de tantos años, Jean Paul Sartre, junto con el que, como intelectuales "comprometidos", de izquierda, produjo una obra considerable.
Intelectual comprometida y curiosa del saber, viajó mucho, visitó Estados Unidos, la Unión Soviética, China y Cuba. Su filosofía, el existencialismo y su compromiso político de izquierda se convulsionaron ante los horrores de la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Tal vez por eso, explican los expertos, abandonó el género de novela y se adentró más en la autobiografía, que le permite analizarse a sí misma.
En 1978 concedió una entrevista en la que refrendó sus ideas de El segundo sexo y dijo que las mujeres que seguían su pensamiento "eran feministas no para ocupar el lugar de los hombres sino para cambiar el mundo".
Y añadió: "Mantengo mi teoría: la mujer no nace, se hace. Todo lo que he leído, visto y aprendido en estos 30 años me han confirmado esta idea. La feminidad se fabrica, como también se fabrica la masculinidad y la virilidad".
Junto a la abogada Giséle Halimi, la autora creó la asociación Elegir, a favor del derecho a una maternidad deseada, y el Centro Audiovisual Simone-de-Beauvoir con la actriz Delphine Seyrig y Carole Roussopoulos, así como la Liga de Derecho de las Mujeres.
La novelista, filósofa existencialista y luchadora social murió el 14 de abril de 1986 en París, Francia. (Notimex)