Nunca como ahora el arte, las humanidades, la educación, nuestros signos civilizatorios más nítidos, habían sido más necesarios.
Nunca como ahora la letra de uno de los tangos de Liliana Felipe se está convirtiendo en premonición:
Tienes que decidir
quién prefieres que te mate:
un comando terrorista
o tu propio gobierno para salvarte
del comando terrorista…
Nunca como ahora requerimos sublimar nuestros miedos, humanizarlos, transformarlos en alimento para el alma, regresarlos a la luz, como lo hace el buen amigo Ponchito García Cortez en este excelente poema titulado “Cartas a Bea”:
Adorada señora:
Vivo en una ciudad arrullada de noche
por ominosos cantos de sirenas.
Vivo il tempo di piombo, Chicago de los veinte,
un estupor amargo y cenagoso.
La infame pestilencia del miedo y de la pólvora
se acuna en un jardín de infantes.
Hay amenaza de bomba en la alcaldía.
En la frontera de gases lacrimógenos
a un niño lo golpean balas de goma en la mejilla.
Sitian los hospitales y las avenidas.
En la universidad asaltan a una maestra en su oficina
y un extraño persigue a una asustada niña.
Cambia el gobierno y las promesas
permanecen las mismas.
A un senador lo amagan en medio de la rúa.
En el tejado de mi casa
dos grandes cuervos se mueren de la risa.
Que viva el año nuevo
que viva.
Pues sí. Que viva eternamente el arte que nos da esperanza en medio de la desesperación.
Ojalá se nos ocurriera (a los gobiernos y a la sociedad civil) un festival masivo y gratuito de “Cultura vs. Balazos”… Ojalá. (Alma Delia Martínez Cobián)