* “Leñero fue uno de los primeros en establecer que la del guionista es una profesión de tiempo completo”: Leonardo García Tsao
Por Héctor Campio
“El guionista tiene que escribir no para un lector muy amplio, como en otros géneros literarios, sino para alguien concreto, que es el director de cine. Hay que darle gusto al director porque es él quien tiene en la cabeza una idea total de lo que será esa película”, aseguró el escritor Vicente Leñero, quien recibió a principios de marzo el diploma que lo acredita como ganador de la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico.
En una ceremonia celebrada en la Cineteca Nacional, se dijo que Leñero es un escritor que prefiere trabajar a pluma o con su máquina de escribir. De esos instrumentos ha salido más de una docena de guiones cinematográficos desde 1972 hasta la fecha. Las cuartillas escritas, que deben sumar miles, fueron simientes de obras notables de la cinematografía nacional, y en varios casos fueron reconocidas mundialmente. El callejón de los milagros (1994), La ley de Herodes (1999) y El crimen del padre Amaro (2002) son ejemplos recientes que lo demuestran.
“Para mí fue una experiencia muy sana empezar mi carrera en el cine con el director Francisco del Villar. Eso me hizo pensar que para ser escritor yo necesitaba transitar por todos los caminos posibles: por el cuento, la novela, el teatro, el cine, la radio y la televisión. A mí me atraía eso”, confesó Leñero, quien, fiel a su profesión primera, aprovechó también el periodismo como una técnica para narrar historias.
Agradecido por recibir el premio que en otros años se ha otorgado a figuras señeras del celuloide nacional como Manuel Esperón, Luis Alcoriza e Ismael Rodríguez, el escritor asume que el reconocimiento llega al final de su carrera.
La importancia del guión
“Me complace que se le otorgue la medalla a alguien que escribe cine, porque es un reconocimiento a la importancia del guión”, sostuvo Leñero con la satisfacción de quien sabe que su trabajo ha complacido las sensibilidades de directores mexicanos como Jorge Fons, Arturo Ripstein o Carlos Carrera.
“La labor del guionista es muy importante, tanto como la del director. Hay una gran necesidad de guionistas profesionales, de una verdadera especialización. Una parte importante de una película es la manera en cómo está contada, su escritura cinematográfica”, advirtió el escritor.
Lo dicho por Leñero fue respaldado por las palabras de Leonardo García Tsao, director de la Cineteca Nacional, quien aseguró que el autor de Los albañiles “fue de los primeros en establecer que la del guionista es una profesión de tiempo completo”. El homenajeado, sin embargo, prefiere pensar que aún debe saldar algunos pendientes.
“Creo que un pendiente ha sido crear historias originales para el cine. Todo mi trabajo han sido adaptaciones de otros textos, trabajar en la obra de alguien más”, confiesa este escritor capaz de trasladar obras de Naguib Mahfouz, Georges Simenon y José Maria Eça de Queiroz a la pantalla.
Su trabajo como narrador, perfeccionado con la práctica y talleres de guionismo, así como el ejercicio del periodismo, han compensado la falta de imaginación de Leñero, una limitante que el escritor lamenta. Sin embargo, su carrera en distintas facetas, sea como escritor de radionovelas, periodista, editor, novelista, dramaturgo y guionista, lo ha compensado con algunas sorpresas ante su propio trabajo.
Sobre la película Los Albañiles, dirigida por Jorge Fons en 1976 y basada en la novela homónima, comenta: “Yo siempre he sentido que son obras diferentes la novela, la película y el montaje teatral. Incluso en la película hubo un giro muy fuerte en uno de los personajes. El hijo del ingeniero, que en la novela y en la obra era un muchachito inexperto y del cual se burlaban todos los albañiles, se convirtió en el cine en un junior maldito, por voluntad de Jorge Fons”.
Vicente Leñero ha recibido en cinco ocasiones el Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas al Mejor Guión Cinematográfico: por Misterio (Estudio Q) (1980); Mariana, Mariana (1987); El callejón de los milagros (1994); La ley de Herodes (2000) y El crimen del padre Amaro (2002). El año pasado, durante el XXII Festival Internacional de Cine de Guadalajara, recibió el Mayahuel del Plata en reconocimiento a su trayectoria como guionista.
La Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico, otorgada por la Cineteca Nacional, la Fundación Carmen Toscano y la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, le será entregada al guionista durante la próxima ceremonia de entrega de los premios Ariel, el 25 de marzo próximo.
La Cineteca Nacional proyectó la primera quincena de marzo un ciclo integrado por nueve de los largometrajes cuyos guiones fueron escritos por Vicente Leñero.